domingo, 8 de junio de 2014
Descargar peliculas gratis
Volviendo al tema, después de pasarme el sábado más sola y aburrida que un hippy en una fiesta pija, decidí tomar cartas en el asunto para que el domingo no fuera igual. Me mentalicé para levantarme tempranito, coger el coche o la bici e irme a algún sitio interesante. Llena de buenas intenciones me metí en la cama a las 12:30 de la noche, y a las 12:35, Descargar peliculas gratis aún no me había dado tiempo ni a entornar los párpados, escucho un coche llegar. De repente se arma un barullo tremendo, voces, risas, gritos... Dios mío, dime que no es verdad... otra vez ha venido toda la familia a visitar a los vecinos de arriba. En efecto, un rebaño entero de hermanos, primos, tíos, sobrinos y respectivas parejas se embutieron como pudieron en el apartamento de mis vecinos (que también son españoles) y comenzaron a jugar a algún juego de mesa... no sé cuál sería, sólo sé que cada vez que tiraban los dados, los gritos, los vítores y los zapateaos hacían vibrar el suelo (mi techo). Aguanté hasta las 2 de la mañana, momento en el cual tuve que subir y suplicarles que bajaran un poco el volumen, que "tenía que trabajar el domingo". Como resultado, a las 8:30 que sonó el despertador, podría haber utilizado las ojeras para atarme los zapatos.
Afortunadamente la mañana era soleada, preciosa, y no me costó tanto salir de casa. Decidí acercarme al Car Boot Sale. Para los que no lo sepáis, los Car Boot Sale, que podrían traducirse como "Mercadillos desde el coche" son algo muy típico aquí en Inglaterra. En ellos, cada familia coge todas las cosas que no le sirven en casa, las mete en el maletero y las expone a precios de Peliculas gratis online para que cualquiera pueda ayudarles a deshacerse de ellas. También va gente que vende muebles, flores y todo tipo de objetos inverosímiles, y os puedo asegurar que es la mar de entretenido. De hecho, la mitad de cosas que tengo en casa, incluido una cajonera que barnicé yo misma, una estantería y un revistero, fueron comprados ahí por 2, 3, 5 libras... vamos, se puede decir que es el único sitio de Gran Bretaña donde realmente consigues cosas baratas, enlace.
Hoy el lugar estaba repleto de familias y puestecitos. A veces las cosas que se venden en los puestos te hacen preguntarte, ya no cómo es posible que alguien pueda pagar 50 peniques por algo tan espantoso, sino cómo alguien pudo pagar mucho más por comprarlo nuevo en primera instancia. Los ingleses, sobre todo los matrimonios de mediana edad, suelen tener unos gustos en decoración que rayan en la cursilería más absoluta... Particularmente les encanta el color violeta chillón y los tapizados con flores... un sofá adornado con flores violetas les haría alcanzar el nirvana. Pero pasando por alto estos pequeños detalles, puedes encontrar todo tipo de libros desde 10 peniques, armarios, sillas y mesas desde 1 libra, fruta fresca de la buena, bicicletas, ropa interior de la de "3 pares de calcetines por una libra", cosas para la cocina y el baño y herramientas a precios impensables en cualquier otro sitio. También encuentras allí todos los perros que nunca ves en el centro de la ciudad, y debo confesar que yo soy de las que ve un perro y va como una flecha a jugar con él y acariciarlo... no puedo evitarlo. Al final me acabé viniendo con una estantería para DVDs (2.50 libras), dos libros (40 y 60 peniques respectivamente) y pegatinas de fieltro para que las patas de las sillas no rocen el parquet.
viernes, 30 de mayo de 2014
No corazón, llegas a tiempo para satisfacer mis fantasías más ocultas... vale, no dije eso, pero lo pensé.
"Na, no te preocupes, si yo acabo de llegar" - crecida de nariz - "venga, vamos a comprar las entradas que casi es la hora"
"Esperamos un rato a ver si llega alguno de los otros, ¿no?"
"No, que se j... estooo... seguro que a estas horas ya no vienen, venga, p'adentro"
Yo solita en el cine con el Portu... lo que hacía tan sólo 3 minutos había parecido un aburrimiento de tarde había pasado a ser prometedoramente interesante...
Así que ahí estábamos los dos, con una bolsa de gominolas para compartir (ains, cuántas posibilidades de roces inocentes) y 3 horas en la oscuridad aguardándonos. Sin embargo, no todo puede ir como una espera, no olvidéis que Murphy me adora y verme con otro en el cine debió ponerle algo celosillo... La película de "El Hundimiento" es una auténtica obra maestra, pero como afrodisíaco creo que no ganaría para pipas. Las escenas de guerra, violencia y brutalidad que contiene esta peli, no tanto por lo gráfico sino por la intensidad emocional que llevan consigo, hacen estremecerse a los corazones más duros (y el mío no es uno de esos). La recreación de los últimos meses de decadencia de Hitler, representado por un espléndido Bruno Ganz, la visión humana de la persona que era a la vez capaz de ser tierna con los niños, amante de los animales y gran líder de masas, pero tambén de ignorar el sufrimiento de su propio pueblo, que él llevó a lo más alto para luego dejarlo caer de bruces, de fomentar el odio más irracional sobre una parte de la población, y de liderar el genocidio más atroz que jamás ha conocido la Humanidad, es el equivalente psicológico de una bofetada, una bofetada en el alma. Llega un momento en el filme en el que te apetece levantarte e irte, no porque la película sea mala, sino porque tu mente ya no aguanta un segundo más de horror. Los directores que han utilizado la figura de Hitler en sus películas solían representarlo huraño, de mal humor constante, sádico e inaguantable... un monstruo en todas sus facetas. La visión del führer que ofrece "El Hundimiento" es mucho más aterradora, por ser más real: no era un monstruo, era un ser humano, un ser humano capaz de provocar un sufrimiento inaguantable a un pueblo después de fotografiarse jugando con una de las hijas pequeñas de Göbbels, o de mostrarse amable y comprensivo con una secretaria jovencita que no acierta con las teclas de la máquina de escribir. Recomiendo esta película a todo el que esté interesado en una visión objetiva de una parte de la Segunda Guerra Mundial, siempre que tenga un buen aguante moral.
Por supuesto, con semejante peliculazo y con la impresión que provocaba, la idea de flirtear con mi compañero de asiento no podía estar más lejos de mi mente. Mi mayor esfuerzo consistió en no ponerme a llorar en las escenas más intensas, cosa que conseguí en mayor o menor manera. Cuál no sería mi sorpresa nada más terminar la peli al comprobar que dos brillantes lagrimones rodaban por las mejillas del Portu. ¡Con la cara de pícaro ligón que tenía y va a resultar que es un chaval sensible y todo! No podía dejar pasar la oportunidad de explorar esa faceta...
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